viernes, 24 de mayo de 2013

"El asco indecible", de Miguel Sánchez-Ostiz: exabrupto de primera

La semana pasada tuve el placer de visitar Pamplona con mi mujer. Una vez allí había dos claros objetivos, los dos pueden parecer anotaciones en la agenda de un fetichista, de un freak, en el fondo creo que lo soy para lo mío, la literatura, prueba de ello es que estos objetivos fácilmente alcanzables eran tomarme algo en el mítico café Iruña, en la majestuosa plaza del Castillo, al lado del hotel La Perla, donde Hemingway pasó largas temporadas disfrutando del sol, los encierros y los espirituosos típicos del norte de España, y por otro lado quería comprarme un libro de Miguel Sánchez-Ostiz, después de haber sido deslumbrado por la "novela total" Las Pirañas, que trata sobre un hombre, un fracasado, como tantos, que va cuatro días seguidos "de andada" por las calles de la Pamplona que Sánchez-Ostiz trasunta en la ciudad de Umbría.

Tras mucho trasegar por varias librerías, en la famosa calle Mercaderes encontré una que guarda todo el encanto de las viejas casas de libros de principios del XX. En su escaparate estaba El asco indecible, última obra del pamplonica editada por la, para mí desconocida editorial navarra Pamiela.

El asco indecible no es una novela, es un exabrupto sobre la situación actual de nuestra sociedad, podrida y corrompida, según Sánchez-Ostiz, una sociedad que "se merece disfrutar de lo votado" y donde desde el policía secreta, hasta el presidente, el monarca, el juez,el banquero o el obispo  está corrompido y movido por el interés del saqueo sistemático a la economía y a las personas.

El autor no se anda con medias tintas, y afirma que estas páginas se han escrito solas al ritmo de los acontecimientos del último año. Afirma también que el tiempo de los análisis ponderados se ha acabado, y puede ser cierto viendo la situación en la que se van encontrando la sanidad, la educación y los servicios sociales, siendo sistemáticamente golpeados y desmontados en pos de un liberalismo feroz y compulsivo sin un ápice de compasión ni por el desfavorecido ni por las clases medias.

En el texto Sánchez-Ostiz no se corta. Alude al caudillo, a los asesinos de la guerra civil, a los que la mantuvieron, a los falangistas que a día de hoy persisten en su Navarra en pueblos de 150 habitantes. A los culpables que señala de forma directa y sin tapujos, sin censura. A los dueños de "la hormigonera", es decir, a los padrinos del ladrillo, a Díaz Ferrán y su banda, a los falsos patriotas...

El asco indecible es una obra cruda, no apta para todos los estómagos, un pequeño ventanuco a la libertad en estos tiempos en los que estamos tan acostumbrados a las medias tintas que leer algo así hasta ha llegado a escandalizarme en algunos pasajes. El autor tira contra la derecha, pero también contra la izquierda, posicionándose en un anarquismo destructivo, en un paso más adelante de la muy teórica pero inactiva postura post-crítica. Critica y pide actuar, dejando manifiestos como ¡Indignaos! como si se tratase de una mera redacción de parvulario.

En definitiva, podemos compatirlo o no, pero en este caso Sánchez-Ostiz me ha recordado el viejo lema de Radio Qkracha: "No conocemos toda la verdad, pero sí parte de las mentiras". Adentrémonos en este asco, no va a ser agradable, pero hemos de conocerlo para repudiarlo.


"Que el ciudadano tenga hoy una palabra de segunda te hace hervir la sangre" (Miguel Sánchez-Ostiz, EL ASCO INDECIBLE")



ASCO InDECIBLE y nueva danza de la muerte. Para este baile de listos y de cucos no hacen falta calaveras ni disfraces siniestros. No 
hay criptas tenebrosas donde pintarla para aviso de caminantes, 
sino despachos de aparato, alrededor de un Bacon o de un Solana, pagados con listeza, arquitectura de diseny levantada con 
dineros públicos sin control de gasto, mucha pompa oficial, escurialense. 
Esta danza no te recuerda el morir habemus ni que en la hora 
de salir a la pista negra son iguales / los que viven por sus manos / 
e los ricos, sino que la vida de los que pertenecen a esa casta privilegiada que nos domina y somete, no es la misma que la de los 
dominados y sometidos que viven ahogados o en la amenaza de 
serlo. Además, la muerte poco importa si se ha vivido como Dios, 
que es de lo que se trata. Y el que no lo consiga, allá él, sólo él es 
el culpable de quedarse en la cuneta de la vida.

(Miguel Sánchez-Ostiz, EL ASCO INDECIBLE")